Qué es el queratocono y cómo evoluciona hasta sus formas más avanzadas
El queratocono es una afección ocular que ha ido ganando visibilidad en los últimos años debido a su impacto progresivo en la visión. Aunque suele comenzar de manera silenciosa, su evolución puede llegar a modificar de forma significativa la calidad visual si no se detecta y trata a tiempo. Esta patología afecta directamente a la córnea, la capa transparente situada en la parte frontal del ojo, cuya función es esencial para enfocar correctamente las imágenes.
En condiciones normales, la córnea mantiene una forma redondeada y estable. Sin embargo, cuando aparece el queratocono, esta estructura comienza a adelgazargradualmente, provocando que adopte una forma cónica en lugar de curva y uniforme. Este cambio altera la manera en que la luz entra al ojo y genera distorsiones visuales que, en sus etapas iniciales, pueden confundirse fácilmente con otros problemas más comunes, como la miopía o el astigmatismo.
Las primeras señales suelen manifestarse en la adolescencia o en adultos jóvenes. Muchos pacientes notan que sus gafas ya no les ofrecen la corrección adecuada, incluso después de haber cambiado la graduación varias veces. Otros describen visión borrosa, dificultad para ver de noche, sensibilidad a la luz y halos alrededor de las luces. Estas molestias se relacionan con la irregularidad de la córnea, que impide que los rayos de luz se enfoquen de forma precisa.
En las etapas iniciales, el queratocono puede manejarse con gafas o lentes de contacto blandas, ya que las deformaciones aún no son tan marcadas. Sin embargo, a medida que la enfermedad progresa, la córnea se vuelve más irregular y estas soluciones dejan de ser suficientes. En ese punto, muchos pacientes pasan a utilizar lentes de contacto rígidas permeables al gas, que ayudan a proporcionar una superficie óptica más uniforme.
La detección temprana es fundamental. Hoy en día, gracias a estudios como la topografía corneal, es posible identificar el queratocono incluso antes de que cause síntomas evidentes. Este examen crea un mapa detallado de la forma de la córnea y permite observar cambios sutiles que pueden indicar el inicio de la enfermedad. En casos tempranos, existen tratamientos como el crosslinking corneal, que busca fortalecer las fibras del tejido corneal para detener o ralentizar su deformación.
Sin embargo, no todos los casos se detectan a tiempo, y algunos evolucionan hacia formas más avanzadas. El queratocono avanzado implica una deformación notable, un adelgazamiento importante de la córnea y una visión altamente distorsionada. En esta etapa, las lentes rígidas pueden dejar de ajustarse adecuadamente, causando molestias o incluso imposibilitando su uso. La córnea puede volverse demasiado irregular o frágil, lo que obliga a considerar otras alternativas.
Uno de los recursos utilizados en etapas más complejas son los anillos intracorneales, pequeños segmentos insertados en la córnea para intentar regularizar su curvatura. Estos anillos no curan el queratocono, pero pueden mejorar la forma corneal y permitir una mejor tolerancia a las lentes de contacto. No obstante, cuando el daño es extremo y la córnea ha perdido demasiada estructura, puede ser necesaria una queratoplastia, es decir, un trasplante de córnea. Este procedimiento reemplaza el tejido corneal afectado por uno sano proveniente de un donante, y se reserva para los casos más severos.
El queratocono en estado avanzado también puede presentar complicaciones adicionales, como el llamado hidrops corneal, que se produce cuando la córnea extremadamente delgada permite el paso repentino de líquido hacia sus capas internas. Esto provoca visión muy borrosa y requiere atención médica inmediata para evitar secuelas permanentes.
Aunque el queratocono no se puede prevenir de forma absoluta, sí existen factores que pueden influir en su desarrollo, como frotarse los ojos con fuerza y de manera frecuente, especialmente en personas con alergias o irritación ocular. Mantener revisiones periódicas y atender cualquier cambio repentino en la visión sigue siendo la mejor estrategia para detectarlo precozmente.
Comprender el avance del queratocono permite dimensionar la importancia de actuar a tiempo. Mientras en sus fases iniciales puede controlarse de manera relativamente sencilla, en su forma avanzada representa un desafío mayor que puede requerir intervenciones especializadas. La detección temprana, los controles periódicos y el seguimiento adecuado continúan siendo las herramientas más valiosas para preservar la salud visual ante esta condición progresiva.